Cuando creas un blog, no sabes nunca dónde vas a llegar. Lleva mucho trabajo. Uno de recetas, como es éste, va más allá de la foto y la escritura del texto. Lleva buscar la opción más llamativa al lector, probar que funcione, cortar, pelar, cocer, cocinar, degustar y limpiar toda la cocina. En la sesión de fotos, tus alimentos visten sus mejores galas y además buscan siempre algún attrezo que resalte su atractivo… que tengan buena iluminación y sobre todo que se no se enfríe, si es caliente, y no se derrita, si es helado, antes de pasar al mejor momento de todos, disfrutar de un buen plato en la mesa. Y claro está, editar las fotos y escribir el texto lo más claro y sin errores ortográficos posibles. 

Empecé este blog sin pretensión alguna. El único objetivo era compartir con mi familia y amigos mis experimentos en la cocina, porque sí, todo lo que ves aquí es lo que se come en mi casa. Y todas estas recetas están hechas con el mejor de los ingredientes: un corazón dispuesto a ofrecer los mejores sabores y un estómago dispuesto a recibirlos.

Si alguien me hubiera dicho que en tan poco tiempo mi página iba a haber recibido 150.000 visitas, lo hubiera tomado por loco… 1859 seguidores en facebook… me hubiera reído sin parar… Aquí me tienes otro viernes más, para compartir orgullosa, una de mis pasiones, la cocina.

Gracias por estar ahí: TÚ, que me lees aunque no comentes, TÚ, que compartes la receta con un amigo, TÚ, que la haces y luego te tomas el tiempo de contármelo, TÚ, anónimo que me felicitas y ni siquiera dejas un nombre al que agradecer tu apoyo, TÚ, amigo bloguero, con el que comparto trucos y nuevas recetas y que sin conocerte físicamente, me ayudas a mejorar cada día, TÚ: por estar ahí una vez, dos veces o cada semana, porque das sentido a esta locura de seguir escribiendo en el blog.

Y para celebrarlo, te dejo estas tartaletas de crema y nueces, sacadas de un libro de Cocinas del Mundo, dedicado exclusivamente a Grecia, mi asignatura pendiente. Dicen que este postrecillo tan sumamente exquisito suele tomarse en Pascua, después del tradicional cordero asado. Aunque no sea Pascua, ni hayas comido cordero, te aseguro que estarás encantado de degustar este pequeño placer de mi recetario.

Ingredientes

• 40 gramos de mantequilla
• 8 láminas de pasta filo
• 40 gr de nueces muy picadas
• 150 g de yogur griego
• 150 ml de nata espesa
• 4 cucharas de miel
• 25 gramos de azúcar
• 2 huevos
• 1 cucharita de esencia de vainilla
• azúcar glass para espolvorear

Derrite la mantequilla. Barniza 8 moldes de unos 5 cm, tipo flaneras individuales. Corta cada lámina en 4. Tapa el resto mientras vas haciendo cada molde.

Unta un cuadrado con mantequilla y forra el molde. Repite la operación con los otros tres cuadrados, colocándolos en angulos distintos.

Para preparar el relleno, pica muy finas 25 gr de las nueces. Mezcla el yogur, la miel, la nata, el azúcar, los huevos y la esencia de vainilla. Añade las nueces, al final y remueve.

Vierte el relleno de yogur dentro de los moldes de pasta. Desmenuza el resto de las nueces y espárcelas por encima.

Precalienta el horno a 180º  y hornea durante 20-25 minutos hasta que el relleno adquiera consistencia.

Déjalas enfriar, sácalas de los moldes y espolvorea con azúcar glass.

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