La manzana, la fruta prohibida, aquella por la cual conocimos a Adán y Eva. La que relacionamos con la bruja que envenenó a Blancanieves. La manzana dorada de la discordia entre Paris y Afrodita, que dio lugar a la guerra de Troya. En contraposición a la representación del pecado original y la envidia, podemos encontrar también la manzana de Guillermo Tell, el descubrimiento de Isaac Newton de la ley de la gravedad con la caída de la manzana del árbol, o la costumbre en algunos países de regalar una manzana al profesor, como símbolo de la fortaleza del aprendizaje.
Fuera de el bagaje de la manzana a través de los siglos, de su amplia simbología y de las connotaciones a veces malas y otras, mejores, la manzana se consolida como una de las frutas más saludables y consumidas en todo el mundo.
Estas rosas que te traigo hoy son de muchos conocidas, sin embargo aún no tenían el rinconcito que merecían en este blog y por eso, decidí reavivar la idea. Es impresionante lo increíblemente preciosas que lucen las manzanas en este postre. Y lo fácil que es conseguir transformarlas en rosas.