No puedo evitar caer rendida ante unas buenas cookies hechas en casa. Su forma irregular, craquelada, crujientes por fuera, tiernas por dentro. Escribo y salivo. Salivo mientras escribo.
Son fáciles hasta para manos inexpertas. Una receta para hacer con niños. Te saldrán admiradores de debajo de las piedras haciéndolas desaparecer por arte de magia, antes de que el olor haya desaparecido de tu cocina.