La Semana Santa, esa época del año repleta de deliciosas preparaciones dulces que a pesar del ayuno que marcan los días, nos hacen «pecar» repetidamente. En casa de mis padres siempre se han preparado las recetas de la temporada, de hecho aquí estamos entre pestiños, rosquillas y algún que otro atractivo gastronómico. Mi tía siempre venía cargada de rosquillas fritas cuando venía a vernos en cualquier puente que había. No recuerdo otras mejores que las que prepara ella, aunque éstas son fáciles y siempre quedan perfectas. El éxito rotundo de las rosquillas está en la fritura de la misma, que a pesar de las calorías que añade, las hace irresistibles.