
No sé ni por dónde empezar. Han pasado muchos días sin abrir mi ventana al mundo, sin compartir. He pasado de puntillas con temor a quedarme, con más temor aún de no hacerlo. He dejado que otras cosas fluyeran, que otros proyectos tomaran su rumbo. Me he embaucado en experiencias dispares, muchas de ellas autodidactas. He permitido que mi tiempo lo ocuparan otras muchas actividades que en realidad no eran tan mías del todo como lo es este blog. Y aunque no sé si las fuerzas flaquearán y daré un paso atrás para volver a irme, me embriaga la emoción de la primera vez. Se agolpan las recetas, las vivencias que hay tras ellas, las fotos que me permiten acercaros visualmente a cada propuesta. Las letras cabalgan en mi mente para dar forma a esta nueva andadura y se aceleran por salir a recibir de nuevo a los que ya estaban, a los que nunca se fueron, a los que escribieron interesados por la desaparición, a los que se suscribieron a pesar de la ausencia y, cómo no, para dar la bienvenida a los que llegarán.
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