La magdalena: la reina del desayuno. El problema, a veces, viene al tratar de encontrar la receta perfecta, con el gusto tradicional, esa magdalena, que tras un buen bocado, se quede grabada en la memoria gustativa.
Dicen que entre la grasa y el azúcar se define una buena magdalena. A pesar de los trucos habidos y por haber, siempre recurrimos a la materia prima de calidad como la base inamovible de este bocado.
La propuesta de hoy es sencilla y al alcance de todos, hasta principiantes. Te daré una serie de truquillos que a mi me funcionan y espero que a ti también. Evitemos los dulces comprados con conservadores y potenciadores de sabor cuando disponemos de buenos ingredientes incluso sin tener que ir expresamente a comprarlos.
Cuando empezó el confinamiento, hace ya casi un año, tuvimos que reinventarnos para no aburrirnos. Todos en casa mientras el tiempo pasaba muuuy lento. Los sábados simulábamos ir a un restaurante de tapas y nos vestíamos como si fuéramos a salir, aunque el recorrido solo nos llevara a la mesa del salón.
Yo soy de la opinión de que estas cosas nos hicieron más fuerte como familia y dicho sea de paso, dado el encierro, mis hijos con entonces 16 y 11 años, empezaron a hacer sus pinitos en la cocina y hoy por hoy, varias cenas de la semana corren por su cuenta. Tengo que admitir que mal no lo hacen y que le pongan la cena a una de vez en cuando es un regalo que se agradece.
En estas dinámicas de salir un poco de las rutinas, decidimos hacer nuestras cenas temáticas, por países. Y de esos ratos en la cocina, salió esta receta de pollo tikka masala, que hemos ido adaptando a nuestro gusto y es uno de nuestras favoritas.
Besos. Muchos besos. Que no falten nunca. De todo tipo y con el significado que cada uno de ellos conlleva. Nos hacen conectar con otras personas en distintos niveles afectivos. Un beso une, de la manera que sea. Se estrechan lazos, se salvan situaciones, nos ayudan a sobrevivir. Los besos refuerzan lazos sentimentales, aumentan las hormonas de la felicidad, mejoran nuestro ánimo.
Llevamos un año a falta de besos. Un año de besos perdidos. Suerte que los del vínculo familiar, burbuja de convivencia, los vamos manteniendo porque si no «perdidos» del todo estaríamos nosotros.
La receta de hoy es tan fácil como versátil e irresistible. Puedes combinar formas y sabores a tu gusto. Yo he decidido que lo mejor es hacerlos en forma de labios carnosos para mandarte, a través de la pantalla, un montón de besos de ánimo para las épocas que nos están tocando vivir. Vamos a ello.
Y recuerda: no dejes para mañana los besos que puedas dar hoy.
PD: Al final de la entrada de hoy encontrarás una recomendación turística (para cuando puedas moverte y se nos devuelvan la vida y los besos)
Si estás cansad@ de preparar siempre la misma guarnición para tus carnes o pescados, toma nota de cómo preparar este acompañamiento porque es perfecto. La peculiaridad que tiene es la forma de acordeón que toman las patatas tras los cortes oportunos así como la cocción uniforme y el característico sabor que las impregnan. El origen de estas patatas, hasselback potatoes, se remonta a los cincuentas. Fueron creadas por el aprendiz de cocinero Leif Ellison del Restaurante Hasselbacken en Djurgarden en Estocolmo.
El tío Guille: persona buena en toda la extensión de la palabra, bromista, cariñoso y entregado donde los haya, de lo que se quedan sin algo por dártelo a ti, generosidad a raudales. Mi tío Guille siempre ha sido mi preferido y sé de buena tinta que desde que nací, he sido yo también su consentida, aún sin ser su sobrina de sangre. La vida solo le dio varones, aunque luego le compensó con un par de nietas preciosas. Mi primer triciclo me lo regaló él y aunque la anécdota solo vive en un par de fotos que tenemos de ese día, supongo que son de esas cosas que se te van grabando a fuego en la memoria, actúa de alguna manera el subconsciente creando recuerdos buenos sobre las personas que quieres.
Diecinueve años llevamos casados con rumbo firme a los veinte. Durante todo este tiempo, he intentado mantener presente nuestras dos culturas en casa. Cuando vivíamos en México, yo adoraba y extrañaba nuestra cocina española y todo sea dicho de paso, siempre he tenido a mi lado a un buen comedor, agradecido y encantado con todo lo que preparo. Allí aprendí a hacer muchas de las cosas ricas que en casa, ahora ya viviendo en España, son parte de nuestro menú familiar. Sin embargo, había una receta que se nos había ido retrasando en el tiempo y que incluso habíamos intentado cocinar en una visita de mi suegra a casa y no quedó como teníamos en mente.
Ya pasó la tan mencionada cena de Nochebuena, que si nos juntamos seis, que si diez, que si cierran las comunidades, que si confinamos las comarcas, que si apelamos a la responsabilidad individual, que si protegemos a nuestros mayores, que si nos cuidamos entre todos un poco… Espero que las huellas que dejen tus acciones nos hagan más humanos, más fuertes. Sea como sea que la hayas vivido, espero que fuera una noche muy especial. La nuestra lo fue a pesar de las diferencias con el resto de años.
Decidimos apoyar un poco la economía y de paso distraernos de una noche tan distinta a la tradicional y nos fuimos hasta Pals, Girona. Si me sigues en redes, ya habrás podido verlo. Para ello, adaptándonos a las restricciones oportunas en Cataluña, viaje a hotel o casa rural, nos movimos los cuatro, (mismo grupo de convivencia) a una hora y cuarto de donde vivimos, a pasar cuatro días a una preciosa casa rural que nos ha concedido momentos de mucha convivencia, lectura, series, algo de turismo local y muy buena comida. Carme, la anfitriona, es encantadora y nos ha ofrecido todas las comodidades habidas y por haber y la estancia ha marcado una bonita salida en tiempos de coronavirus. Si quieres conocer un poco más de nuestra estancia, te dejo el enlace y un montón de fotos al final de esta entrada.
Inspiro, cierro los ojos y recreo la cantidad de mensajes bonitos que me habéis hecho llegar por mi vuelta al blog. Todos los blogs se alimentan de comentarios y se podría decir que ahora mismo, no tiene hambre.
Inspiro y veo cuánto merece la pena dedicarme a compartir. Y que cambie el rumbo del mundo aunque sea por unos minutos. Que pueda meterme en los fogones de tu cocina, en tu mesa. Que pueda seguir sosteniendo esas «recetas para compartir momentos».
Inspiro, expiro y me siento muy feliz de colarme en tu pantalla.
Fechas difíciles se aproximan. Opiniones contrarias, sentimientos encontrados, cambios de última hora, restricciones aquí y allá. En casa tendríamos que estar preparando la maleta para nuestro viaje a México. Por razones obvias, no podremos disfrutar de mi país de adopción, después de dos años esperándolo con muchas ganas. Por las mismas razones y alguna más, hemos decidido tampoco hacerlo con mi familia aquí en España. Exponer a mi madre a un contacto con nosotros, aún sabiendo que estamos bien, no tenía sentido alguno por una cena. Es una cena más, de las muchas que vendrán. Así que nuestro regalo este año es contradictoriamente ofrecerle nuestra ausencia y con ella nuestra protección, salvaguardar lo que pudiera ser aunque nunca lo sea. Respetando cualquier decisión que tomes, la nuestra es ésta y estoy segura que, por mucho que duela, nos hará más fuertes, más condescendientes y más humanos.
Sean como sean estas fiestas para ti… ¡FELIZ NAVIDAD!
No sé ni por dónde empezar. Han pasado muchos días sin abrir mi ventana al mundo, sin compartir. He pasado de puntillas con temor a quedarme, con más temor aún de no hacerlo. He dejado que otras cosas fluyeran, que otros proyectos tomaran su rumbo. Me he embaucado en experiencias dispares, muchas de ellas autodidactas. He permitido que mi tiempo lo ocuparan otras muchas actividades que en realidad no eran tan mías del todo como lo es este blog. Y aunque no sé si las fuerzas flaquearán y daré un paso atrás para volver a irme, me embriaga la emoción de la primera vez. Se agolpan las recetas, las vivencias que hay tras ellas, las fotos que me permiten acercaros visualmente a cada propuesta. Las letras cabalgan en mi mente para dar forma a esta nueva andadura y se aceleran por salir a recibir de nuevo a los que ya estaban, a los que nunca se fueron, a los que escribieron interesados por la desaparición, a los que se suscribieron a pesar de la ausencia y, cómo no, para dar la bienvenida a los que llegarán.
No sé ni el tiempo que hacía de la última vez que hice torrijas en casa. No me refiero a que hiciera años que no las comía porque mi madre nos las prepara cuando vamos a verla. Sin embargo, y a pesar de que me encantan, no sé por qué les saco la vuelta. Ahora que he vuelto a hacerlas, creo que retomaré la buena costumbre. Las torrijas corresponden a esos sabores de infancia que se conservan en algún lugar de la memoria. Olores, texturas, sabores de tradición, de familia, de años atrás. Read More
No hay nada más socorrido que tener una masa de hojaldre fresca en el frigorífico. Si la tienes, ten por seguro que puedes preparar un entrante sin mucha dificultad para abrir el apetito, para la merienda o para acompañar una copa de vino antes de cenar cuando llegas a casa. Read More
El huevo, símbolo de fecundidad, de renovación y de vida, permanece asociado a las tradiciones de Pascua y a la coincidencia de la llegada de la primavera. La Pascua celebra la resurrección y la primavera, el resurgir de la tierra del letargo del invierno, el despertar del nuevo ciclo vegetal. Read More
En casa se come cocina mexicana bastante a menudo. En el blog hay bastantes publicaciones relacionadas con la gastronomía de nuestro segundo país. Y para no perder las raíces y para que los niños, en la distancia, sigan sintiendo el amor por su doble nacionalidad, hacemos tacos con frecuencia. Read More
La impaciencia y la falta de tiempo marcan nuestro ritmo diario. Aún así, a quién no le gustaría llegar a casa y degustar una rebanada de pastel casero para merendar. Para esos días de una necesidad imperiosa de saciar el deseo dulce con algo hecho en casa, sin aditivos, ni conservantes, están estos postres adecuados para expertos e inexpertos, pacientes, impacientes, de diente dulce o salado (porque también hay soluciones saladas rápidas), para los que no tienen horno, reciben una visita inesperada o simplemente quieren disfrutar no de un «cupcake» si no de un «cake in a cup» o mug cake, como suelen ser conocidos.
Las opciones son ilimitadas. Estos pequeños bizcochos se pueden adaptar a todo tipo de sabores, desde el famoso cheesecake hasta la tarta de zanahoria. Vamos a empezar con este que es acierto seguro si, como yo, eres amante de los cítricos. Y luego, ya iré escribiendo otras recetas, si te parece.
Llevo ya algunos años degustando esta salsa y tengo que reconocer que nunca ha sido en Italia. Yo la asocio totalmente a EEUU, aunque en su inicio y como honor a su creador, Alfredo di Lelio, fuese servida en su restaurante en Roma. Sin embargo, su fama se extendió hasta América donde es fácil encontrarlo en la carta de lugares italianoestadounidenses. De hecho, la última vez que lo comí fue en un restaurante italiano a bordo de un crucero de naviera americana. Read More